Nos pasamos la vida en la búsqueda de la felicidad, como un tesoro escondido, así algunos se escapan de casa para ser feliz, otros huyen de su hogar en busca de la felicidad, algunos se casan pensando en ser feliz, otros se divorcian para ser feliz, algunos quieren vivir solo para ser feliz, otros desean tener una gran familia para ser feliz, algunos viajan buscando ser feliz, otros trabajan más allá de lo normal en búsqueda de la felicidad, algunos quieren ser profesionales para dirigir su propia vida y ser feliz, otros desean ser empleados para tener a certeza sueldo a fin de mes, y para que puedan ser felices.
Es una búsqueda sin fin.
Nunca la luna está cerca, el fruto está maduro, nunca recibió el afecto es suficiente.
Pero hay una mejor forma de vivir!
Desde el momento en que decidimos ser felices, nuestra búsqueda de la felicidad llegó a su fin. Eso sólo sucede cuando nos damos cuenta de que la felicidad no es la riqueza material, una nueva casa, el coche nuevo o, vestimentas caras, cuando no podemos encontrar satisfacción dentro de nosotros mismos, es inútil buscar en otra parte.
Siempre dependerá de factores externos para hallar alegría, y así estamos condenados a la decepción.
La felicidad no está en cosas externas si no en el interior de nuestra alma, en la satisfacción con lo que tenemos, lo que somos y lo que hacemos, pocas cosas son necesarias para ser felices.
Aunque tenemos algo que hacer, alguien a quien amar, algo que se espera, la única fuente de la felicidad está dentro de nosotros, y debe ser compartida.
Compartir nuestras alegrías es difundir el perfume de nuestra esencia humana, las gotas siempre terminan salpicándonos a nosotros mismos.
"El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para los que temen, demasiado largo para los que se lamentan, muy corto para los que celebran, pero para aquellos que aman... el tiempo es la eternidad "